viernes, 17 de septiembre de 2010

SOLEDAD

Que espantosa soledad sufrimos algunos,
Cuando lo que queremos es no vivir aislados, abandonados,
cuando no se recibe ni cercanía de los que más amamos.
Y no hablo, sino de los espíritus que viven a través de los cuerpos,
Que engañosos hablan diferentes idiomas,
y cuanta desilusión al comprobarlo.
Se escuchan palabras, huecas, un te quiero o un no me importas,
Cuando las almas te dicen lo contrario,
cuanta incomprensión existe en la tierra poblada de humanos
deshumanizados, pues nadie es autentico, ni se quitan las mascaras,
nadie mueve un dedo o la cabeza sin antes sentir desconfianza,
nadie cree en mis palabras, porque nadie cree en las propias
Mas sin embargo todos quieren decirme, en nombre de la experiencia
O de la virtud o la manera correcta, como mi corazón tiene que sentir
Y como he de actuar.
¡Cuando yo a voz viva me rebelo a los hipócritas!
Pero todos se sienten capaces, limpios, injuzgables,
Para linchar, o hasta perdonar mi sentir, o para
Querer conducirme como una insensata,
Cuando lo único que proclamo es libertad a mis sentimientos.
Pero nadie es capaz de aceptarlos
sin imponer alguna o varias condiciones
a veces tan arbitrarias, como insufribles.
Señor, por eso te pido, que dejen de de juzgarme, condenarme y
apedrearme, cuando han pecado más
o han amado menos que yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario